La fragancia la probé a la par con el Burberry Weekend para mujer y lo curioso fue encontrar que, aunque fue creada en 1997, olía
igual que un desodorante que usaba en los años 80. En este aspecto
cumple con entregar una fragancia no sofisticada para fines de semana.
La partida es bastante cítrica, como colonia fresca o esos sobres con
toallas perfumadas que reparten en los aviones. Se siente el limón, pero
también hay mandarinas y pomelos. Gradualmente aparecen las notas
medias que absorben y opacan a las notas de cabeza y cambian el estilo del perfume, pasando de fresco a musk maderoso.
Lo extraño en este punto es que el aroma es prácticamente igual a un
desodorante en barra que ocupé durante el colegio en los 80, el Mennem Musk...
la impresión que da es la misma. Al oler por más tiempo el papel y al
acostumbrarse a este aroma se siente que está formado por una nota
dulce, musk y una madera aromática que puede ser sándalo (al consultar el sitio de Burberry, dice que las notas medias son hojas de hiedra, musgo de roble y sándalo, mientras que la base tiene ámbar, miel y musk...
al parecer las notas de ambas fases se cuelan en esta etapa media).
Hacia la base persiste el aroma similar al desodorante que ocupaba,
dominado por un musk dulce muy agradable. Las notas de ámbar y miel que señala el sitio de Burberry podrían explicar el tono dulce del musk.
La fragancia es relajada y sin grandes exigencias, como dice el nombre "para un fin de semana". Se siente atemporal, fresco para verano y maderoso
para el invierno sin que existan notas que se opongan a alguna de estas
estaciones del año. Es para uso de diario y en oficina, tiene una
pequeña nota romántica agradable y puede funcionar de noche, pero para
algo informal y como continuación de la fragancia usada durante el día.
Rango de edad entre 20 y 60 años.

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