Esta fragancia del 2001 aparece en el mercado dos años después del
lanzamiento del primer Ultraviolet para mujer, ambos inspirados por la
idea de radiación cósmica y energía del nuevo milenio a la que es
aficionado Paco Rabanne. Al igual que la versión femenina que tenía
forma de platillo volador, el envase sale de lo tradicional con formas
que recuerdan a una pistola de películas de ciencia ficción, con una
barra vertical de silicona que actúa como gatillo del spray y un acabado
general cromado.
La partida es levemente frutosa, fresca de tipo verano y de aroma ligero
sin puntos dominantes distinguibles. En la fase media el aroma cambia
bastante volviéndose más intenso y tendiendo a un polvoso seco, con un
aroma corporal extraño algo animal y que parece ser el ambargris. Se
sienten resinas esporádicas frescas y algo dulces sobre una base de
toques tradicionales mezclados con verdes mediterráneos opacos. Entre
los aromas secos se sienten terrosos de la línea del pachulí con algo de
vetiver y puntualmente una menta o mentol esporádica atribuible al
pachulí. La intensidad es de mediano rango, algo a flor de piel y con
presencia a 1 metro de distancia. A la hora de aplicado comienza a
mostrar tonos de ámbar dulce, lo cual es ya bastante notorio a las 2
horas con mezclas dulces de resinas compartiendo espacio con un
ambargris más amargo y vetiver terroso que se acerca a la idea de
cáscara de nuez moscada... ambos tipos de aroma oscilando y tomando el
dominio de la fragancia en forma intercalada. Ya en notas finales
destaca en papel el pachulí con vetiver apagado, con una excepción al
probar en mi piel donde afloró un aroma de ámbar que dominó la fase
absorbiendo al resto de las notas, en un estilo muy parecido al ámbar
con lavanda aromático al final del Azzaro clásico.
Considerando los estilos diferentes por los que cruza la fragancia, de
frutoso ligero a seco tradicional y luego ambarado casi ochentero, la
impresión general que da es el de un perfume tipo oficina de mediano
rango, no intrusivo y de corte tradicional no viejo bastante atemporal.
En la misma línea se siente también de diario sin problemas por su
intensidad mesurada. De noche la fragancia se siente algo corta en
intensidad, con mejor desempeño del vetiver seco y el ámbar aromático
bajo la luz del día. En términos románticos es algo oscilante ya que
posee grupos atractivos como el ámbar final y el frutoso inicial pero
presenta capas de vetiver con ambargris menos seductoras. Rango de edad
entre 25 y 50 años.

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